Recital de la cantante Lorena Astudillo. Presentación del disco Tras de una ausencia . Con Pepe Luna (guitarra y arreglos musicales), Claudio Solino (bajo y contrabajo), Hernán Crespo (piano y acordeón) y Horacio Cacoliris (percusión). Invitados: Lilian Saba (piano), Samy Mielgo, Osvaldo Burucuá, Emilio Turco y Diego Rocha (guitarras), Diego de la Zerda, Lucas Helguero y Germán Gómez (percusión), Gabriela Peralta (baile). Anteayer, en el Teatro IFT.
Nuestra opinión: muy bueno
El recital comenzó con un solo de contrabajo porque con ese instrumento arranca el flamante disco de Lorena Astudillo, Tras de una ausencia . Sobre el escenario, la introducción fue más larga, pero el resto de la versión de «Coplas sin luna» sonó como en el CD. Tras unos compases entró la protagonista para comenzar un show que sería muy variado (y demasiado hablado), con un bello repertorio y con buenos invitados que no fueron a tocar para dejar una anécdota que será recordada por Astudillo dentro de un tiempo, sino para ponerse a disposición de ese cancionero. En casos como ésos las visitas terminan siendo un gran punto a favor.
La primera parte (aunque, valga la aclaración, no hubo intervalos) fue dedicada casi por completo a este nuevo material discográfico. Se trata de una placa -probablemente la mejor hasta ahora registrada por esta cantante- que, además de haber sido un estreno porque está recientemente lanzada, trae una novedad extra: la manera de cantar de Astudillo.
Una tesitura que sonó ampliada en la parte baja del registro y mayor expresividad, sin dejar de lado la prolijidad (aunque se haya colado por ahí alguna exageración interpretativa que no afectó demasiado el resultado final); así pareció haber decidido encarar este cancionero que sonó fresco, a pesar de que a lo largo del recital se escucharan varios temas que fueron escritos hace un rato largo, de Rolando «Chivo» Valladares, Manuel Castilla, los hermanos Núñez y Chabuca Granda. Tuvo desde los títulos bastante populares y tantas veces cantados hasta algunas joyitas poco conocidas como «Evangelina Gutiérrez», «Tras de una ausencia» y «Vidala del último día».
El recital estuvo bien apoyado en el grupo que lideró Pepe Luna, responsable de la guitarra y de los arreglos. Tuvo buenos giros marcados por cambios de instrumentación. O de achiques, en realidad: de un quinteto pasaban a un bombo y una guitarra que le daba el entorno que Astudillo necesitaba. También fueron muy acertadas las intervenciones de la pianista Lilian Saba en la «Zamba del Chaguanco» y «Tristeza».
Y otro momento muy bien resuelto fue cuando la anfitriona convocó a dos guitarristas y dos bombistos para recrear temas de sus discos anteriores. Con Samy Mielgo y Germán Gómez interpretó temas de Lorena canta al Cuchi y con Osvaldo Burucuá y Diego de la Zerda cantó temas de Ojos de agua . Todos estuvieron al mismo tiempo sobre el escenario y alternaron un tema cada uno. Por eso al final de la primera vuelta, como si se tratara de una competencia entre dos dúos de guitarra y bombo se escuchó: «Los dos a la final», que gritó alguien del público. Hubo otra vuelta en ese ping-pong que terminó por ser uno de los momentos más interesantes de la noche, ya que Astudillo pudo lucirse casi al mismo nivel que en otros bloques con su propio grupo.
Después de los invitados volvió a convocar a su equipo estable para encarar el último tramo del recital, donde no faltaron «El surco», otro tema de Chabuca Granda, y «Doña Ubenza», que le permitió despuntar con elegancia su pasión por la copla.