Miradas de raíz rioplatense
La cantante argentina y el bajista uruguayo confluyeron en un proyecto en el que abordan un amplio repertorio de compositores de ambos países, dándole forma a un disco que evita las artificialidades y brilla por su frescura.
Ya desde su formación, el de Sólo los dos es un proyecto poco habitual. No sólo por esa poco frecuente convivencia de bajo y voz, sino además por la naturalidad con la que la cantante argentina Lorena Astudillo y el bajista uruguayo Daniel Maza decidieron abordar un repertorio en el que dejan que su mirada foránea enriquezca sin pretensiones de imitación. La naturalidad, además, fue la que guió a la consolidación de una propuesta que esta noche, a partir de las 21, tendrá su paso por la Sala Lavardén de Sarmiento y Mendoza.
Según Daniel Maza, el nacimiento del proyecto se dio por algunas invitaciones cruzadas: «En realidad primero cayó en mis manos el disco de Lorena con obra de Cuchi Leguizamón. Entonces fui a verla, entré y me invitó a tocar. Al poquito tiempo toqué en el barrio de Lorena, me fue a ver y cuando la ví la invité a tocar. Así que agarramos y decidimos hacer algo, conseguimos un lugar y tocamos. Vino mucha gente, entonces decidimos hacer otro show para ver si en realidad la gente no se había equivocado (risas)».
«La juntada entre nosotros fue de lo más espontánea –completó Astudillo–. De hecho la gente nos llevó a formalizar, preguntándonos cuándo venía el disco de los dos. Y entonces decidimos hacerlo porque, entre otras cosas, queríamos saber nosotros cómo sonábamos. Y nos llevamos una linda sorpresa, fue todo muy grato. De todos modos hubo una previa, porque hacía rato que quería indagar en las raíces negras del folklore argentino, de la música latinoamericana, y estaba empezando a investigar un poco, a leer cosas. Venía rondando esa idea y después me di cuenta que con Daniel estábamos haciendo exactamente éso, porque le dimos mucho lugar a esa esencia, a la forma en que encara los temas, a la negritud que tiene todo el tiempo en el swing increíble que le pone a todo. Entonces le dimos carta libre a todas esas posibilidades».
De esa manera fueron llegando a la concreción de Sólo los dos, un disco variado en cuanto a obras y autores, que va desde Zitarrosa a los hermanos Simón, de Virgilio Expósito a Eduardo Mateo. Un disco que va de una a otra orilla del río. Al respecto, el bajista explicó que la premisa fue la de plasmar en estudio el mismo concepto de dúo que había marcado a los shows en vivo. «Decidimos hacerlo los dos solos, con las limitaciones que tiene y con lo que éso conlleva –distinguió Maza–. Es como simple, pero a la vez no lo es. Ni siquiera hicimos arreglos de los temas. Yo traté de respetarlos lo mejor posible, sí tratando de ponerle alguna cosa armónica, algún acordecito, alguna alteración, pero siempre respetando a rajatabla la melodía del tema y la letra. Elegimos los temas en función de lo que nos gustaba, y después fuimos haciendo estas versiones. Así Lorena empezó a hacer cosas de Uruguay y yo a hacer cosas del folklore de acá, que es maravilloso. Siempre tratando de hacer lo mejor que nos sale, con la limitación que tiene: yo nunca voy a tocar una zamba como un salteño o una chacarera como un santiagueño, ni Lorena no va a cantar un candombe como un negro».
Lejos de buscar la artificialidad, la dupla dejó que sus miradas se posaran sobre esas obras con naturalidad. Y ya imagina nuevos abordajes, según anticipó Astudillo: «Me interesa particularmente vivir la cosa vertiginosa del cambio, sino te quedás en un mausoleo. Tengo la idea de que uno graba los discos para dejarlos ir. No es para apegarse a algo, uno tiene que dejarlos. Es medio paradójico, pero es un final que encarna el principio de otra cosa. Hoy ya estábamos en el micro y Daniel me decía: ‘Escuchá este tema, escuchá este tema’. De todos modos, la magia del vivo y el encuentro nos da la posibilidad de recrearlos, se refleja una mirada que cambia. Nunca tocamos igual los temas, y nos sorprendemos a nosotros mismos. Sabemos bien los temas pero siempre va a haber algo diferente. Eso también lo permite el formato, porque ya si hubiera un tercero estaríamos en problemas. Porque el otro te ataja siempre. Nos escuchamos, ésa es una realidad y ya sabemos por dónde va, qué va a hacer el otro, o en todo caso traducimos en música esos cambios».