Publicado el 05-05-2000
Lorena canta al Cuchi
Acaba de salir el compact Lorena canta al Cuchi, en el que la cantante folklórica Lorena Astudillo homenajea a un grande de la música popular: Gustavo Cuchi Leguizamón. Acompañada por muy buenos músicos, esta intérprete resulta una buena promesa.
Un acto de justicia Ficha técnica // Discográfica: independiente / Músicos: Lorena Astudillo, Nora Sarmoria, Lilián Saba, Samy Mielgo y Nuria Martínez / Técnicos de grabación: Guillermo Zuloaga y Norma Sarmoria / Producción artística y ejecutiva: Lorena Astudillo //Temas: De estar estando / El silbador / Maturana / Carnavalito del duende / Zamba para la viuda / Cartas de amor que se queman / Corazonando / Cantora de Yala / Lavanderas de Río Chico / La arenosa / Zamba del laurel.
Que una cantante joven haga de su primer disco solista un homenaje al Cuchi Leguizamón resulta, ante todo, un acto de justicia. Lorena canta al Cuchi es el recién editado trabajo de Lorena Astudillo, una buena voz porteña. «Desde los seis años desfilaron por mis oídos La Pomeña, Balderrama y Zamba de Lozano, entre otras, y a través de los años fui descubriendo que las zambas que más me cautivaban resultaban ser del Cuchi», dice la cantante. Fue por eso que decidió hacer un disco integrado sólo por temas de él. Lorena canta al Cuchi es un disco muy interesante de analizar, y sin embargo se nota que no es suficiente como para comprender a Astudillo. En un principio, se descubre un timbre interesante y un fraseo amable, fruto de una trabajada naturalidad. Parecen encontrarse algunas influencias de Silvia Iriondo dentro de un registro algo más amplio. Las interpretaciones se ven bien matizadas con un recurso que no muchos cantantes saben utilizar correctamente: los matices de intensidad. El disco abre con De estar estando, tema del Cuchi que también es autor de la letra. En el piano brilla como siempre Nora Sarmoria, ejecutora de incómodas y a la vez agradables disonancias que tanto supo propiciar el propio Leguizamón. En la percusión aparece una hermosa novedad: la pianista Lilián Saba se anima a agarrar los palillos y demuestra cuánto ha aprendido en tantos años de convivencia artística con Rodolfo Sánchez. Llega enseguida El silbador, una zamba que el Cuchi compuso junto al poeta y amigo Manuel Castilla. El atinado guitarrista Samy Mielgo lleva el tema con calma y buen gusto. Lorena demuestra en esta zamba un dulce paso de voz de pecho a voz de cabeza, un detalle muy importante en la música popular.
El mismo dúo compuso Maturana, una de las zambas más conocidas del Cuchi. «El que canta es Maturana / chileno de nacimiento / anda rodando la tierra / con toda su tierra adentro», canta Astudillo acompañada por el piano de Sarmoria. Entra en acción, también, la flauta de Nuria Martínez. En el Carnavalito del duende la cantante comienza a capella, hasta que Sarmoria y Martínez atacan con una caravana de instrumentos: piano, berimbao, d´jembé, quenas y sikus. La versión es tan entrañable como dulce la letra: «Con mi mano de lana, vidita, te voy a acariciar.» Luego aparece la inmejorable Zamba para la Viuda, cuya letra pertenece al poeta Miguel Angel Pérez -«Perecito», como le decía el Cuchi-. Mielgo lleva el tema con una guitarra maestra, casi siempre arpegiando aunque, a veces, mechando ricos rasguidos. La voz de Astudillo parece llorar por momentos, cuando canta: «Desflecándose en el aire / trapito de nube oscura / anda en el monte llorando / lágrimas de ánima y viuda.» Cuando la cantante interpreta Cartas de amor que se queman se descubre, por momentos, un fraseo y una modulación con aromas rockeros y bluseros, que no resultan muy favorables. Luego, la chacarera trunca Corazonando, una composición que debe usarse para enseñar las maravillas rítmicas y armónicas que se puede realizar desde la música popular.
Tras la voz de Astudillo parecen escucharse las disonancias del Dúo Salteño, aunque es sólo una ilusión que se forma en el oído a fuerza de repetición. Cantora de Yala es una zamba hermosa y un correcto hallazgo, ya que se ha grabado muy poco.Es lo bueno del Cuchi: compuso mucho y fue grabado menos, por lo que siempre aparecen agradables sorpresas, dulces recuerdos. Este tema, cuya única versión recordada es la del Dúo, es un buen ejemplo. Tampoco es conocido el tema Lavanderas de Río Chico, en cuya versión Sarmoria se anima con el acordeón. Le llega luego el turno a un clásico, la cueca La arenosa, un hermoso homenaje a Cafayate y una perfecta descripción de los Valles Calchaquíes. La voz de Astudillo se muestra cómoda en este tema, y brilla el bombo de Saba, una artista cada vez más versátil.
Queda para el final la entrañable Zamba del Laurel, cuya letra pertenece al ya desaparecido poeta Armando Tejada Gómez. Es un riesgo infinito cerrar un disco con este tema, cuyo estribillo termina con un arpegio escalonado peligrosísimo, que sólo puede ejecutarse con un registro amplio y dulce a la vez. Astudillo pasa la prueba, lo cual ya es mucho decir. «Si uno pudiera liberarse de la memoria quizás sería posible vivir como los pájaros y también morir como ellos, convertir la muerte en un hecho natural, en una mansa entrega de la tierra», dice el propio Cuchi desde el librillo que acompaña el disco. Él está hoy, justamente, al borde del final, y resulta placentero saber que no se espera a que muera para comenzar a homenajearlo.
El 23 y el 30 de mayo Lorena Astudillo presentará su disco en La Scala de San Telmo. Las armonías y la poesía del Cuchi podrán sospecharse en la sala, como se huelen sus aromas desde la tapa del disco: «Déjame en lo verde / celebrar el día / porque por lo verde / regreso a la vida. / Yo muero para volver / juntando rocío en la flor del laurel.» Es imposible abarcar desde un disco a un artista tan grande como Gustavo Cuchi Leguizamón. En realidad, el homenaje lo hará toda una generación de artistas a lo largo de las próximas décadas. Lorena Astudillo dio el primer paso, y la música se lo agradece.
Fuente: LAMAGA.com.arPublicado el 05-05-2000
Lorena canta al Cuchi
Acaba de salir el compact Lorena canta al Cuchi, en el que la cantante folklórica Lorena Astudillo homenajea a un grande de la música popular: Gustavo Cuchi Leguizamón. Acompañada por muy buenos músicos, esta intérprete resulta una buena promesa.
Un acto de justicia Ficha técnica // Discográfica: independiente / Músicos: Lorena Astudillo, Nora Sarmoria, Lilián Saba, Samy Mielgo y Nuria Martínez / Técnicos de grabación: Guillermo Zuloaga y Norma Sarmoria / Producción artística y ejecutiva: Lorena Astudillo //Temas: De estar estando / El silbador / Maturana / Carnavalito del duende / Zamba para la viuda / Cartas de amor que se queman / Corazonando / Cantora de Yala / Lavanderas de Río Chico / La arenosa / Zamba del laurel.
Que una cantante joven haga de su primer disco solista un homenaje al Cuchi Leguizamón resulta, ante todo, un acto de justicia. Lorena canta al Cuchi es el recién editado trabajo de Lorena Astudillo, una buena voz porteña. «Desde los seis años desfilaron por mis oídos La Pomeña, Balderrama y Zamba de Lozano, entre otras, y a través de los años fui descubriendo que las zambas que más me cautivaban resultaban ser del Cuchi», dice la cantante. Fue por eso que decidió hacer un disco integrado sólo por temas de él. Lorena canta al Cuchi es un disco muy interesante de analizar, y sin embargo se nota que no es suficiente como para comprender a Astudillo. En un principio, se descubre un timbre interesante y un fraseo amable, fruto de una trabajada naturalidad. Parecen encontrarse algunas influencias de Silvia Iriondo dentro de un registro algo más amplio. Las interpretaciones se ven bien matizadas con un recurso que no muchos cantantes saben utilizar correctamente: los matices de intensidad. El disco abre con De estar estando, tema del Cuchi que también es autor de la letra. En el piano brilla como siempre Nora Sarmoria, ejecutora de incómodas y a la vez agradables disonancias que tanto supo propiciar el propio Leguizamón. En la percusión aparece una hermosa novedad: la pianista Lilián Saba se anima a agarrar los palillos y demuestra cuánto ha aprendido en tantos años de convivencia artística con Rodolfo Sánchez. Llega enseguida El silbador, una zamba que el Cuchi compuso junto al poeta y amigo Manuel Castilla. El atinado guitarrista Samy Mielgo lleva el tema con calma y buen gusto. Lorena demuestra en esta zamba un dulce paso de voz de pecho a voz de cabeza, un detalle muy importante en la música popular.
El mismo dúo compuso Maturana, una de las zambas más conocidas del Cuchi. «El que canta es Maturana / chileno de nacimiento / anda rodando la tierra / con toda su tierra adentro», canta Astudillo acompañada por el piano de Sarmoria. Entra en acción, también, la flauta de Nuria Martínez. En el Carnavalito del duende la cantante comienza a capella, hasta que Sarmoria y Martínez atacan con una caravana de instrumentos: piano, berimbao, d´jembé, quenas y sikus. La versión es tan entrañable como dulce la letra: «Con mi mano de lana, vidita, te voy a acariciar.» Luego aparece la inmejorable Zamba para la Viuda, cuya letra pertenece al poeta Miguel Angel Pérez -«Perecito», como le decía el Cuchi-. Mielgo lleva el tema con una guitarra maestra, casi siempre arpegiando aunque, a veces, mechando ricos rasguidos. La voz de Astudillo parece llorar por momentos, cuando canta: «Desflecándose en el aire / trapito de nube oscura / anda en el monte llorando / lágrimas de ánima y viuda.» Cuando la cantante interpreta Cartas de amor que se queman se descubre, por momentos, un fraseo y una modulación con aromas rockeros y bluseros, que no resultan muy favorables. Luego, la chacarera trunca Corazonando, una composición que debe usarse para enseñar las maravillas rítmicas y armónicas que se puede realizar desde la música popular.
Tras la voz de Astudillo parecen escucharse las disonancias del Dúo Salteño, aunque es sólo una ilusión que se forma en el oído a fuerza de repetición. Cantora de Yala es una zamba hermosa y un correcto hallazgo, ya que se ha grabado muy poco.Es lo bueno del Cuchi: compuso mucho y fue grabado menos, por lo que siempre aparecen agradables sorpresas, dulces recuerdos. Este tema, cuya única versión recordada es la del Dúo, es un buen ejemplo. Tampoco es conocido el tema Lavanderas de Río Chico, en cuya versión Sarmoria se anima con el acordeón. Le llega luego el turno a un clásico, la cueca La arenosa, un hermoso homenaje a Cafayate y una perfecta descripción de los Valles Calchaquíes. La voz de Astudillo se muestra cómoda en este tema, y brilla el bombo de Saba, una artista cada vez más versátil.
Queda para el final la entrañable Zamba del Laurel, cuya letra pertenece al ya desaparecido poeta Armando Tejada Gómez. Es un riesgo infinito cerrar un disco con este tema, cuyo estribillo termina con un arpegio escalonado peligrosísimo, que sólo puede ejecutarse con un registro amplio y dulce a la vez. Astudillo pasa la prueba, lo cual ya es mucho decir. «Si uno pudiera liberarse de la memoria quizás sería posible vivir como los pájaros y también morir como ellos, convertir la muerte en un hecho natural, en una mansa entrega de la tierra», dice el propio Cuchi desde el librillo que acompaña el disco. Él está hoy, justamente, al borde del final, y resulta placentero saber que no se espera a que muera para comenzar a homenajearlo.
El 23 y el 30 de mayo Lorena Astudillo presentará su disco en La Scala de San Telmo. Las armonías y la poesía del Cuchi podrán sospecharse en la sala, como se huelen sus aromas desde la tapa del disco: «Déjame en lo verde / celebrar el día / porque por lo verde / regreso a la vida. / Yo muero para volver / juntando rocío en la flor del laurel.» Es imposible abarcar desde un disco a un artista tan grande como Gustavo Cuchi Leguizamón. En realidad, el homenaje lo hará toda una generación de artistas a lo largo de las próximas décadas. Lorena Astudillo dio el primer paso, y la música se lo agradece.
Fuente: LAMAGA.com.ar